Me torció el alma me enderezó la vida y acá sigo de largo porque ya sin usted a mi no me queda nada de vida.
Fue en ese delicado instante en el que con caricias y sonrisas me copó el corazón, y dígame que puedo yo hacer si se va y me deja en agonía otra vez.
Ya estoy grande para los tormentos yo a su lado encuentro la calma que me hace querer quedarme en la orilla, así a su lado mirando pasar el resto de los barcos.
Comiéndole el alma con ansias y mirándolo lento como lo vengo haciendo, porque créame que para mi ver su sonrisa es como mirar el sol de frente y quedarme atascada en una nube que sube y baja meciéndose con lentitud.
Yo ya no quiero más que despertar a su lado; y me quiebra el pecho que no entienda lo que le escribo. Me destroza el sentimiento que dude de éste incendio que usted mismo provocó acá adentro.
Yo le doy todo y se que a fin de cuentas es mentira que el amor es aceptar tal cual al otro, el amor es simbiosis pura, es acomodarle a uno el pecho y la cabeza cuando cuando parece que no hay salida.
Para mi el amor son tantas cosas, y todas las aprendí acá, a su lado, con la ternura que solo usted me provoca.
Para mi el amor es su nombre y apellido, es todo lo que yo no me callo ni le digo; y todo siempre desemboca en usted.
Y yo no sé en qué momento pasó, pero me enamoré de su mente, de su cuerpo y de su corazón.
Yo no sé cuándo fue que usted me cambió, solo sé que es acá donde quiero estar."
Carolina Franco