5 de Febrero de 2012
‘Travesías de un suicida’
El regreso de la
sensación de querer separar corazón y cuerpo, de querer suicidarte otra vez,
rondando como ave carroñera. Está cerca y es más fuerte cada vez que la
sientes, y sabes que ya no la podrás vencer, lo ves venir, ésta vez será la
última batalla, no ganarás porque no pelearas.
Solo si tu mente sigue
caminante como los errantes podrás vencer el sentimiento de inequidad que te
transforma en un insulso ingrediente entre las más preciadas especies. Solo si
tus ojos ven más allá del tiempo que sostienes. Tus manos frente al espejo
intentando cruzar el umbral como Alicia, deseas traspasar el espejo y
encontrarte con cosas maravillosas; pero adivinas la verdad, ves lo inútil que
son tus intentos pues no hay espejos por traspasar, no hay ya mundos que
visitar; ni alternas vidas que te dejen al otro lado y te alejen del pasado. El
pasado es un inquilino permanente que envuelve en tu mente los pensamientos más
resguardados, tu subconsciente los ha encajonado, pero adivinas que tu futuro
no es más que rastros del pasado.
Las batallas continúan
mientras te escondes en tu habitación intentando ser otro más, intentar pasar
desapercibido, esa solía ser tu especialidad; mas esconder el llanto tras tus
blancos dientes no tiene significado. Pues ser lo que eres te hace fuerte, pero
aparentar ser quien no eres te hace débil; un insulto a la raza humana intentar
copiarte de otros, por ser lo más inútil que alguien pueda ser. Deberías
mirar hacia tus costados, podrías ver a quienes están o más bien a quienes
deberían de estar. Ellos que se han cansado de verte fracasar porque no buscas
tus sueños sino los de los demás, porque los insultas solo por no hacerte
especial, mas deberías comprender que hacerte especial solo el cariño lo puede
lograr; y, ¿cómo lograr ser especial? Si no eres tú mismo, si buscas en vidas
ajenas aquello que debería “hacerte feliz”.
Planeas otra vez
acostarte sin pensar, como lo has hecho ayer, como lo hiciste todas las noches
anteriores, porque nadie quiere acostarse contigo porque pretendes ser más de
lo que serás. Pues prefieres pensar que evitaras dolor a los demás si no dejas
que se acerquen a ti. Tus planes parecen salirte bien, porque ya no hay a quién
le interese acostarse con un cobarde, porque has alejado a todos los que te han
amado; pues para ti es más sencillo ser víctima de tus propios enigmas en vez
de resolverlos los dejas flotando y vienen como monstruos para recordártelo en
la oscuridad, pareces el inepto del pueblo.
Has recuperado poco
menos de media conciencia y has restablecido contacto con los ajenos, ya no
planeas noches enteras en vela, noches de dolor y llanto imparable, dolores de
pecho que alejas con unas sonrisas menos falsas que las de ayer. Has planeado
recuperarte sigues siendo alguien, o al menos eso parece pues la pregunta
permanece – ¿Soy alguien? Con ella mil recetas de muerte que invaden tu mente,
las alejas con contacto físico pero no las ahuyentas del todo mañana vuelven a
buscarte.
Ya has pasado dos años
pero ahí estás tú sin resolver tu tiempo perdido, sin aclarar tu tímido alivio.
El tiempo no es más que un mísero encierro, -logra lo que quieres no mires
atrás-, el tiempo lo ve todo, pero no cobra revancha a menos que tu cuerpo siga
siendo inútil a tus ojos. Has logrado sonreír en vez de llorar y la pregunta
vuelve a sucumbir, pero ésta vez no viene sola lo sabes y lo notas una y otra
vez recuperas sentido en pequeñas y grandes cosas pero ahí viene el instinto
animal el que te retrae una vez más.
Otro tiempo ha pasado.
Otro momento de tu
vida pero recuerdas con miedo aquellos días, planeas no volver a pasarlos,
parece que ya eres humano. Te das vuelta a verlos y crees estar libre. Sientes
tranquilidad, una armonía que parece paz.
Has pasado unos días
inquietos pues algo ronda en tu mente. Has estado intranquilo pero no sabes
todavía lo que pasa en tu mente, -el tiempo lo dirá- , dices con poca
serenidad.
El tiempo ha hablado.
El tiempo que te vio transcurrir, el mismo que te hizo elegir. Tu mente parece
aliviada, has obtenido las respuestas que buscabas. Ya encontraste compañera
para tus noches siniestras, has contemplado el cariño de cerca y lo has
conservado. Has visto personas a tus costados y has estado vivo por un rato.
¿Pero qué sucede
ahora?
Te encuentras sentado
en la terraza de un noveno piso. Has estado tres horas mirando fríamente al
piso, recreando en tu mente los recuerdos que un día creíste te hacían especial
y esos otros que luego cumplieron con esa promesa que te hiciste un día –Seré
alguien, y no alguien más-
Has notado que desde
el edificio ves el mundo completamente distinto y ahora es el momento de
comprobar por qué tu cuerpo se condujo a ese lugar.
Estás en modo
automático y decides no resistirte a tus propios impulsos. Te incorporas y
extiendes tus brazos como si desearas abrazar algo, como si en tu último
aliento desearas aferrarte a algo; algo que te haga cambiar de parecer, algo
que te haga volver a nacer. Pero sabes que ya no hay escapatoria, una nube de
personas que ves como hormigas esperan expectantes tu caída. Abres y cierras
tus ojos pero no estás tirado en tu cama, esta vez no es un sueño. Sabes que lo
que te separa de la inexistencia total es un solo paso para ti – “Un pequeño
paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad”-.
Todo lo que te queda
es dejarte llevar. El deseo está pero tus piernas no saben si responder. Tus
manos en cambio ya están fuera de tu control, tus ojos se han cerrado para no
abrirse jamás. Al menos una última esperanza de vida se revela con un grito; un
sonido que traspasa tus tímpanos. Aquellos que aparecieron a los costados, la
que comparte tus noches hace ya un año; todos reunidos en un solo suspiro que
lanzas al aire, así estás –Deseas atravesar un nuevo umbral-
Aquel del que nadie
habla porque es de aquel del que prefieres huir, aquellos que lo traspasan ya
no regresan.
Estás a punto de
correr, mover las agujas del reloj, estas deseando tirarte en tu cama pero
solo, ya no deseas compañía. Estás a punto de dejar de mirar y efectivamente ya
no miras. Tus movimientos se han vuelto más certeros y antes de llegar al suelo
lanzas una sonrisa a tu propia vida. Has burlado al tiempo y has burlado a la
eternidad. Te vuelves inexistente y ya no vuelves jamás.
¿Cómo aniquilas tu
alma inquieta de poder?
Poder amar, poder
besar, poder desear, y realizar…
Algunos se hicieron
para vivir y resistir.
Pero están aquellos
que no pueden cumplir, ni con su vida ni con las expectativas ni las propias ni
las ajenas, aquellos que prefieren deshacerse de la carga pesada; terminan sus
viajes, viven poco menos que a sus propias expectativas. Los eternamente
infelices que desean desistir antes de emprender el viaje.
Recuerda:
"Cuando
se ha perdido todo, cuando ya no se tiene esperanza, la vida es una calamidad y
la muerte es un deber"
François-Marie Arouet Voltaire
“Es
mejor quemarse que disolverse lentamente”
Kurt Cobain
“No
sé dónde voy, no sé, solo sé que aquí no puedo estar”
Kurt Cobain