viernes, 10 de mayo de 2013

Un poco más de recuerdos...

5 de Febrero de 2012


‘Travesías de un suicida’

El regreso de la sensación de querer separar corazón y cuerpo, de querer suicidarte otra vez, rondando como ave carroñera. Está cerca y es más fuerte cada vez que la sientes, y sabes que ya no la podrás vencer, lo ves venir, ésta vez será la última batalla, no ganarás porque no pelearas.
Solo si tu mente sigue caminante como los errantes podrás vencer el sentimiento de inequidad que te transforma en un insulso ingrediente entre las más preciadas especies. Solo si tus ojos ven más allá del tiempo que sostienes. Tus manos frente al espejo intentando cruzar el umbral como Alicia, deseas traspasar el espejo y encontrarte con cosas maravillosas; pero adivinas la verdad, ves lo inútil que son tus intentos pues no hay espejos por traspasar, no hay ya mundos que visitar; ni alternas vidas que te dejen al otro lado y te alejen del pasado. El pasado es un inquilino permanente que envuelve en tu mente los pensamientos más resguardados, tu subconsciente los ha encajonado, pero adivinas que tu futuro no es más que rastros del pasado.
Las batallas continúan mientras te escondes en tu habitación intentando ser otro más, intentar pasar desapercibido, esa solía ser tu especialidad; mas esconder el llanto tras tus blancos dientes no tiene significado. Pues ser lo que eres te hace fuerte, pero aparentar ser quien no eres te hace débil; un insulto a la raza humana intentar copiarte de otros, por ser lo más inútil que alguien pueda ser. Deberías mirar hacia tus costados, podrías ver a quienes están o más bien a quienes deberían de estar. Ellos que se han cansado de verte fracasar porque no buscas tus sueños sino los de los demás, porque los insultas solo por no hacerte especial, mas deberías comprender que hacerte especial solo el cariño lo puede lograr; y, ¿cómo lograr ser especial? Si no eres tú mismo, si buscas en vidas ajenas aquello que debería “hacerte feliz”.
Planeas otra vez acostarte sin pensar, como lo has hecho ayer, como lo hiciste todas las noches anteriores, porque nadie quiere acostarse contigo porque pretendes ser más de lo que serás. Pues prefieres pensar que evitaras dolor a los demás si no dejas que se acerquen a ti. Tus planes parecen salirte bien, porque ya no hay a quién le interese acostarse con un cobarde, porque has alejado a todos los que te han amado; pues para ti es más sencillo ser víctima de tus propios enigmas en vez de resolverlos los dejas flotando y vienen como monstruos para recordártelo en la oscuridad, pareces el inepto del pueblo.
Has recuperado poco menos de media conciencia y has restablecido contacto con los ajenos, ya no planeas noches enteras en vela, noches de dolor y llanto imparable, dolores de pecho que alejas con unas sonrisas menos falsas que las de ayer. Has planeado recuperarte sigues siendo alguien, o al menos eso parece pues la pregunta permanece – ¿Soy alguien? Con ella mil recetas de muerte que invaden tu mente, las alejas con contacto físico pero no las ahuyentas del todo mañana vuelven a buscarte.
Ya has pasado dos años pero ahí estás tú sin resolver tu tiempo perdido, sin aclarar tu tímido alivio. El tiempo no es más que un mísero encierro, -logra lo que quieres no mires atrás-, el tiempo lo ve todo, pero no cobra revancha a menos que tu cuerpo siga siendo inútil a tus ojos. Has logrado sonreír en vez de llorar y la pregunta vuelve a sucumbir, pero ésta vez no viene sola lo sabes y lo notas una y otra vez recuperas sentido en pequeñas y grandes cosas pero ahí viene el instinto animal el que te retrae una vez más.
Otro tiempo ha pasado.
Otro momento de tu vida pero recuerdas con miedo aquellos días, planeas no volver a pasarlos, parece que ya eres humano. Te das vuelta a verlos y crees estar libre. Sientes tranquilidad, una armonía que parece paz.
Has pasado unos días inquietos pues algo ronda en tu mente. Has estado intranquilo pero no sabes todavía lo que pasa en tu mente, -el tiempo lo dirá- , dices con poca serenidad.
El tiempo ha hablado. El tiempo que te vio transcurrir, el mismo que te hizo elegir. Tu mente parece aliviada, has obtenido las respuestas que buscabas. Ya encontraste compañera para tus noches siniestras, has contemplado el cariño de cerca y lo has conservado. Has visto personas a tus costados y has estado vivo por un rato.
¿Pero qué sucede ahora?
Te encuentras sentado en la terraza de un noveno piso. Has estado tres horas mirando fríamente al piso, recreando en tu mente los recuerdos que un día creíste te hacían especial y esos otros que luego cumplieron con esa promesa que te hiciste un día –Seré alguien, y no alguien más-
Has notado que desde el edificio ves el mundo completamente distinto y ahora es el momento de comprobar por qué tu cuerpo se condujo a ese lugar.
Estás en modo automático y decides no resistirte a tus propios impulsos. Te incorporas y extiendes tus brazos como si desearas abrazar algo, como si en tu último aliento desearas aferrarte a algo; algo que te haga cambiar de parecer, algo que te haga volver a nacer. Pero sabes que ya no hay escapatoria, una nube de personas que ves como hormigas esperan expectantes tu caída. Abres y cierras tus ojos pero no estás tirado en tu cama, esta vez no es un sueño. Sabes que lo que te separa de la inexistencia total es un solo paso para ti – “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad”-.
Todo lo que te queda es dejarte llevar. El deseo está pero tus piernas no saben si responder. Tus manos en cambio ya están fuera de tu control, tus ojos se han cerrado para no abrirse jamás. Al menos una última esperanza de vida se revela con un grito; un sonido que traspasa tus tímpanos. Aquellos que aparecieron a los costados, la que comparte tus noches hace ya un año; todos reunidos en un solo suspiro que lanzas al aire, así estás –Deseas atravesar un nuevo umbral-
Aquel del que nadie habla porque es de aquel del que prefieres huir, aquellos que lo traspasan ya no regresan.
Estás a punto de correr, mover las agujas del reloj, estas deseando tirarte en tu cama pero solo, ya no deseas compañía. Estás a punto de dejar de mirar y efectivamente ya no miras. Tus movimientos se han vuelto más certeros y antes de llegar al suelo lanzas una sonrisa a tu propia vida. Has burlado al tiempo y has burlado a la eternidad. Te vuelves inexistente y ya no vuelves jamás.
¿Cómo aniquilas tu alma inquieta de poder?
Poder amar, poder besar, poder desear, y realizar…
Algunos se hicieron para vivir y resistir.
Pero están aquellos que no pueden cumplir, ni con su vida ni con las expectativas ni las propias ni las ajenas, aquellos que prefieren deshacerse de la carga pesada; terminan sus viajes, viven poco menos que a sus propias expectativas. Los eternamente infelices que desean desistir antes de emprender el viaje.

Recuerda:
 "Cuando se ha perdido todo, cuando ya no se tiene esperanza, la vida es una calamidad y la muerte es un deber" 
François-Marie Arouet Voltaire

“Es mejor quemarse que disolverse lentamente”
Kurt Cobain
“No sé dónde voy, no sé, solo sé que aquí no puedo estar”
Kurt Cobain

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