Parte del proceso evolutivo
de cada uno de mis escritos se cifra en el significado de una frase, una
palabra, algo que ha quedado flotando en mi, algo que fluye en mi aire vital,
algo que no me deja respirar y me corta toda seguridad de que estoy donde
quiero estar. Cada una de mis letras, cada palabra y por supuesto cada
cosa que escribo es parte real de mi, algo significativo que tengo que releer,
algo que debo resolver. Pero así de sencillo como me salen las letras que escribo,
así de fácil suenan tambores en mi pecho cuando no sé ni lo que escribo. Es que
si lo escribo lo escribo por algo, todo en la vida supone un por qué, por qué
lo pensé, por qué estaba en mi parte de espacio en este pequeño mundo en el que
cada cerebro procesa indistintamente al de los otros; es entonces que cuando
escribo sin saber por qué lo hago sin saber el motivo fiel de cada
palabra específica suelo pensar que es un “motivo oculto” en mi interior.
El motivo oculto, para mí es
como renombrar algo guardado en mi interior, en mi cerebro. Puesto que
tengo destellos de recuerdos no muy bien plantados o recordados con claridad sé
que hay muchas cosas que mi propio cerebro me oculta, es mi sistema de defensa
en contra de todas esas cosas que por algún motivo intentan dañarme.
Pero, y como en cada
situación un pero es un “algo” que, sin que sobre, está ahí solo queriendo
destacar detalles; en este caso mi pero se basa en las realidades que encuentro
sin querer de las cosas que me atormentan porque están sin motivo
aparente… Éste pero, es una cosa tan real para mí que es casi tangible
como una idea real: empezar un proceso evolutivo, aunque sea empezar por una
pequeña palabra sin sentido, sentarme a pensar en eso, me deja en blanco. Puedo
estar dos o tres minutos como también puedo estar horas en blanco, horas que
vuelan mientras mis manos se deslizan involuntariamente sobre teclas, o mi mano
derecha se desvía sin que se lo pida, así formando palabras con mis letras,
frases con mis palabras, hojas enteras llenas de frases, frases que se unen a
más frases, frases solas y frases conjuntas… FRASES… hojas y hojas escritas…
Así cuando pongo punto final a mis divagues y mis conjugaciones de frases,
despierto. Despierto y dejo de estar en blanco, vuelvo a medir el tiempo, solo
sigo con mi vida pero recupero conciencia, es como si algo que estaba en el
lugar más escondido de mi ser, en el fondo de un cajón viejo, un cajón pesado y
cerrado por dentro, se abre, sale de alguna manera de mí, despierto más ligera,
noto la ausencia de dolor dentro del corazón.
Es la falta de esa angustia
la que me hace sentir más ligera.
Es que me desahogo en
soledad, solo escribiendo palabras y uniendo significados; es entonces cuando
mi pequeño proceso evolutivo se transforma en una canción la canción más
liberadora del mundo. No una canción de las que se cantan, una canción, algo
que recito solo para mí solo en silencio, pues en mi mente se forman los más
bellos sonidos, los sonidos de las letras.
Así es como escribo, es mi
forma de poder enlazar cosas significativas solo para mi, de poder plasmar todo
lo que deseo con simples palabras, para los demás, porque para mí las palabras
representan la vida; las palabras son mi fuente de oxígeno, por eso sé que
cuando éstas se terminen para mi yo muero en vida, muero en soledad porque son
mi única perfecta compañía. Y es por eso que cuando escribo con dolor
interno, cuando las espinas me parten el pecho y sangro en silencio y me
sumerjo en oscuridad profunda, escribo; libre, inconsciente casi demente… Y es
que No estoy escribiendo, simplemente estoy VIVIENDO, en desahogos pero
Viviendo.
Carolina Franco
Carolina Franco
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